sábado, 15 de mayo de 2010

MERCADOS PIERDEN CONFIANZA EN EL "SUPERBLINDAJE"

La crisis obligó a que se reuniera el G7.
Carlos Siula / Corresponsal
La "euroforia" concluyó abruptamente con el derrumbe simultáneo de las principales bolsas mundiales, una severa caída de la moneda única europea y un récord del precio del oro, signo indiscutible de la incertidumbre que existe entre los inversores.
El repliegue de esos tres indicadores básicos parece demostrar que -al cabo sólo de cinco días- los mercados perdieron confianza en el megaplan de 750 mil millones de euros anunciado el lunes a la madrugada y en las medidas de austeridad adoptadas en Europa para reducir los déficits y el endeudamiento.
La moneda europea continuó el vertiginoso descenso a los infiernos que había iniciado el 14 de abril cuando estaba a 1.3615 dólares. En un nuevo paso de ese proceso, el viernes se hundió a 1.2359 dólares, su nivel más bajo desde la quiebra del banco Lehman Brothers, en septiembre de 2008.
El estado de inquietud provocado por la caída del euro creó cierta alarma en las más altas esferas oficiales. Los ministros de Finanzas de los siete países más industrializados (G7) improvisaron una teleconferencia para analizar la situación: "Hemos sido informados de los esfuerzos que se realizan en Europa para estabilizar el euro", se limitó a declarar el ministro japonés Naoto Kan.
Durante esa conversación telefónica, el G7 definió una estrategia de coordinación para hacer frente a nuevos ataques especulativos sobre el euro.
Unas de las razones que provocaron el repliegue del euro fueron las declaraciones alarmistas sobre el futuro de la moneda europea formulados por el ex presidente de la FED, Paul Volcker: "Se puede decir que el euro fracasó", comentó durante sus intervenciones en dos conferencias en Londres.
Volcker, que ahora integra el equipo de asesores económicos del presidente Barack Obama, evocó incluso la hipótesis de una "desintegración" del euro.
En esa atmósfera de extrema tensión, todos los grandes mercados de Asia y Europa cerraron la semana en franco repliegue.
Tokio, que fue el primero en cerrar las operaciones de la semana, cedió 1.49 por ciento. Ese resultado tradujo la inquietud que existe entre los exportadores japoneses por la situación del euro.
Siguiendo el curso de las agujas del reloj, pocas horas después Atenas cerró en repliegue de 3.41 por ciento.
Madrid, por su parte, perdió 5.21 por ciento como consecuencia de la persistente inquietud que suscita la situación financiera de España y las turbulencias que agitan a la zona euro.
Milán se replegó 5.26 por ciento; Francfort, 3.1 por ciento; París, 4.6 por ciento y Londres cerró con un retroceso de 1.8 por ciento.
Finalmente, el Índice Dow Jones de Wall Street también cerró en rojo (-1.98 por ciento).
El oro, por su parte, marcó un nuevo récord histórico al lograr un precio de mil 249.40 dólares la onza en el London Bullion Market.
La nueva estampida del metal amarillo traduce la incertidumbre que provoca la crisis europea: "Los mercados dudan de la capacidad y la voluntad política (de los países europeos) de poner orden en sus finanzas", comentó Andrey Kryuchenkov, analista de la firma británica VTB Capital.
En esa atmósfera de extrema volatilidad, el oro recuperó su cualidad de tradicional valor refugio en periodos de crisis. Los inversores buscan atesorar activos líquidos y seguros para protegerse contra un nuevo incremento de la masa monetaria en Europa, que podría alentar un repunte inflacionario.
"La inquietud gana terreno", reconoció Hideaki Inoue, operador de Mitsubishi UFJ Trust & Banking Corp.
Esa ofensiva sobre el euro, el oro y las bolsas forma parte al parecer de una clásica técnica utilizada por operadores y especuladores para testar la determinación de las autoridades políticas y monetarias. Los grandes actores económicos están interesados en conocer los límites de la política adoptada por la UE para defender el euro.
La agitación que caracterizó la jornada del viernes parece demostrar que se extinguió el efecto disuasivo que debía tener el megaplan de 750 mil millones de euros anunciado en la madrugada del lunes por la Unión Europea (UE) para desalentar la especulación y sostener a los países en dificultades de la zona euro.
"Se agotó el entusiasmo", admitió Ian Williams, estratega de Altium Securities, de Londres, en una nota dirigida a sus clientes.
Los inversores creen que no será fácil erradicar los déficits y el alto endeudamiento hipotecan la economía europea, estimó Williams. Tampoco tienen demasiada confianza en los planes de austeridad adoptados por los países más frágiles para restablecer los equilibrios financieros. Por lo demás, esas medidas de rigor amenazan con frenar la débil recuperación economía después de la prolongada recesión de 2008-2009.
Los expertos creen que la UE deberá realizar rápidamente un nuevo esfuerzo para reforzar la estructura del euro y mejorar la convergencia económica de los países de la eurozona, que presentan profundas diferencias entre ellos.
"Habrá que ver si en ese momento los mercados recuperan confianza en la moneda europea", estimó Neil Mellor, analista de BNY Mellon.
El problema es que esa reforma llevará semanas y acaso meses, un lujo casi inconcebible en momentos en que la eurozona se juega minuto a minuto. En ese sentido, el lunes puede ser una jornada crucial para el futuro del euro.

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