martes, 15 de marzo de 2011

¿CAMBIARÁ LA POLÍTICA MONETARIA?

Rodolfo Navarrete / El Financiero
La primera evidencia de un cambio en la percepción sobre la fecha del primer aumento de la tasa de interés de política monetaria se presentó la semana pasada, con los resultados de la encuesta de expectativas de los analistas financieros realizada por Banamex.
De acuerdo con ella, en promedio los analistas adelantaron la fecha de enero de 2012 a diciembre de 2011, aunque otros indicadores estadísticos no lo muestran claramente.
No obstante, la misma consulta deja entrever algunos aspectos que es importante destacar. Para empezar, hay que mencionar que el porcentaje de los entrevistados que considera que la primera alza de la tasa de interés de referencia se llevará a cabo en algún momento de 2012, bajó de 75 por ciento a principios de febrero a 65.2 al cierre de la semana antepasada.
Por otro lado, 39.0 por ciento de los encuestados adelantó la fecha del cambio de la política monetaria, entre los cuales 44 por ciento lo hizo a octubre de 2011; mientras que 33.3 lo hizo a enero de 2012. El resto realizó diferentes movimientos.
A consecuencia de tales cambios, la tasa esperada del fondeo para el cierre de este año subió de 4.62 por ciento la quincena anterior a 4.67; mientras que la esperada para el cierre de 2012 lo hizo de 5.74 a 5.88 por ciento.
Entre los factores que determinaron este cambio en la percepción de los agentes, tal vez el más importante es el tono del comunicado de política monetaria del banco central, el viernes 4 de marzo.
Como se recordará, en éste el banco señaló claramente que el balance de riesgos se había deteriorado en contra de la inflación, a consecuencia de la eliminación más rápida que la esperada de la brecha del producto y todo lo que ello representa, y del peligro que implica el incremento observado en los precios internacionales de las materias primas y de los alimentos y, en particular, del deterioro de las condiciones de producción de alimentos en Sinaloa.
Tras reconocer el deterioro del balance de riesgos, uno de los elementos que también causó inquietud en el comunicado es el señalamiento del banco de que vigilará "con especial atención" los precios de los granos y de otras materias primas.
Esta frase muestra una extraordinaria similitud con lo que dijo también la semana antepasada el presidente del BCE, Jean Claude-Trichet, al comentar que existen "riesgos al alza" sobre los precios y que mantendrá una "fuerte vigilancia" sobre ellos.
La diferencia es que en el caso de Europa, Jean Claude-Trichet fue más lejos y adelantó de manera explícita que en la próxima reunión del BCE muy probablemente aumentará la tasa de interés de referencia en 25 puntos base.
Esto quiere decir que las variables a controlar en las próximas semanas serán tanto la evolución de la producción como de los precios de los alimentos.
Por lo pronto, las cifras de la inflación de febrero, al ubicarse en línea con lo esperado, mostraron una relativa ausencia todavía de presiones sobre los precios de los alimentos, con la excepción del caso de la tortilla de maíz, que observó un importante incremento.
Las estimaciones de la inflación de marzo probablemente se verán contaminadas por este elemento, toda vez que al parecer se siguen registrando incrementos en el precio de este producto.
Al respecto, nuestro monitoreo diario de precios muestra que durante lo que va de este mes el precio de la tortilla aumentó 1.9 por ciento, cuando en la quincena anterior lo hizo en 1.20.
Sea como fuere, todo parece indicar que este elemento todavía no constituye un factor importante de preocupación, por lo que el banco podría mantenerse relajado.
Por lo que se refiere al producto, durante la semana pasada se dieron a conocer los resultados de la encuesta de Bloomberg sobre las expectativas del crecimiento de EU para este año, observándose por primera ocasión en los últimos meses una corrección a la baja de las expectativas de crecimiento, de 3.2 por ciento en febrero a 3.0 en marzo.
En la base de esta corrección se encuentran los efectos estimados del incremento en el precio de la gasolina que, como se sabe, funciona como un impuesto en EU, que al provocar una disminución del ingreso disponible de los consumidores afecta el ritmo de crecimiento del consumo y, por tanto, del desarrollo económico.
En estricto sentido, tal modificación debería implicar también una corrección a la baja de las estimaciones de crecimiento en México, aunque todavía no de manera importante.
El aumento del precio de la gasolina en el mundo tiene pocos efectos internos, debido al aislamiento que ha generado el gobierno por los subsidios que otorga al consumo de ese combustible.
Por otro lado, no se debe perder de vista que el efecto neto de los aumentos en los precios internacionales del petróleo es positivo, debido a que nuestro país es un exportador importante de crudo.
A consecuencia de ello, el efecto final parece que sería neutral todavía, una vez que a la caída de la demanda de productos mexicanos que implicaría la desaceleración estadounidense se le contrapondría un posible incremento de la demanda interna, derivada del mayor ingreso que provocaría el encarecimiento del petróleo de exportación.
Concluyendo, todo parece indicar que todavía no existen elementos suficientes como para alterar la perspectiva de la política monetaria, al menos en el corto plazo.

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