lunes, 7 de marzo de 2011

POLÍTICA HACENDARIA Y POLITICA CREDITICIA PARA EL DESARROLLO DE MÉXICO

Pese a haber salido de la crisis de 2008-2009, la tendencia recesiva continúa en el país.
Jesús Alberto Cano / Excelsior
Es indispensable diagnosticar con precisión lo que le está pasando a nuestra economía nacional, para saber qué hacer. México siempre ha actuado para proteger a su población. Recordemos que en la primera década del siglo, la economía mexicana cayó en una especie de estupor: con crecimientos mínimos; ascendentes índices de desempleo y subempleo; y, más grave todavía, un avance incontenible de la pobreza, que hoy se expande a incluir a más del 50% de la población.
Todo eso no se puede atribuir a la crisis mundial que inició en 2008; pero lo peor es que la más reciente información, de la evolución de esas variables en México, corrobora que la tendencia recesiva continúa aquí. Por ejemplo, de 2001 a 2010 el PIB creció sólo 1.7% anual en promedio y la mayoría de los empleos, creados en el 2010, en el mercado laboral formal, traían aparejados sueldos muy bajos, que no pasaban de los tres salarios mínimos, (seis mil pesos mensuales ¿?), cosa más común en el mercado informal de trabajo.
Pero lo peor fue que, no obstante la continuada tendencia recesiva de México, mientras los demás países salen de ella, esos resultados fueron anunciados por el gobierno federal con bombo y platillo, como si se tratase de un avance importante en la recuperación mexicana de la gran recesión mundial.
Lo anterior nos hace perder esperanzas de que el gobierno federal entienda lo que está pasando y sepa qué hacer para revertir esos hechos, que están perjudicando mucho al segmento más pobre de la población mexicana. Evidentemente su ideología conservadora no ve con buenos ojos interferir en las decisiones del mercado; y le resulta todavía más inaceptable usar el poder del Estado para involucrarse en actividades propias de la iniciativa privada, con prácticas que le puedan constituir competencia desleal a algunos empresarios.
Lo peor es que alguien allá no aprende, por ejemplo, que los mercados no se regulan solos y que por lo tanto, la fuerza del Estado debe utilizarse para promover el “bien común” de la gente. Pero parecería ser que eso es lo último que les importa y que no tienen la intención de aplicar medidas fiscales para reactivar el empleo.
La semana pasada hicimos un análisis del proyecto de reforma hacendaria integral, que está proponiendo el Senador Manlio Fabio Beltrones al país, y que tendría muy importantes consecuencias favorables si fuera aprobado este año, porque fortalecería al gobierno federal y a la vez crearía gobiernos locales mucho más capaces de lidiar con las dificultades identificadas a nivel local.
Y por otro lado, desde el ángulo de la política monetaria y financiera, estamos proponiendo en Primera Instancia, que nuestro banco central, el Banco de México, además de cuidar la meta de estabilidad de precios, y la estabilidad del sistema financiero, promueva y canalice recursos financieros, a la inversión, al empleo, a la actividad económica, al desarrollo económico y al crecimiento del PIB. Eso hacen los gobiernos de los países exitosos, que se preocupan por su gente.
Asimismo, proponemos una Reforma al Sistema Financiero para recuperar para la Nación el control perdido de la banca que opera en México, para que actúe conforme a los objetivos e intereses nacionales, en coordinación con el resto de los intermediarios financieros.
También es imprescindible fortalecer a la Banca de Desarrollo, y los fondos y fideicomisos financieros de fomento, para que actúe con eficiencia y pueda canalizar crédito y asistencia técnica a los productores de los diversos sectores de la actividad económica.
Finalmente, que la política de tasa de interés y de acumulación de activos internacionales no nos lleve a generar un tipo de cambio tan fuerte que saque a México de la competencia comercial, tanto en los mercados internacionales como en el propio mercado doméstico.
Presidente de El ColegioNacional de Economistas*

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