Guillermo Almeyra / La Jornada
En los ejércitos de los
países dependientes la resistencia contra el imperialismo y las
condiciones sociales hacen aparecer los Marco Antonio Yon Sosa, oficial
guatemalteco formado en la Escuela Antiguerrillera de las Américas que
dirigió la guerrilla del M19; los Juan José Torres, general que tras
reprimir en Bolivia la guerrilla del Che se apoyó en los
obreros y campesinos; los Juan Velasco Alvarado, general peruano que
aplastó la sublevación indígena en el Cusco y la guerrilla del MIR pero
acabó con el poder de los terratenientes, o los militares que se alzaron
contra Fulgencio Batista simultáneamente a Fidel Castro. Por supuesto,
en algunos ejércitos, como el mexicano, por cada general Gallardo hay
mil soldados y cuadros de base que se van con Los Zetas y
decenas de generales que se integran al narcotráfico, y en otros, como
el colombiano, el chileno o el argentino, esos militares nacionalistas
deben buscarse con lupa en la fase actual, ya que las ovejas negras
son sólo una expresión del peso relativo de la sociedad sobre las
estructuras represivas, y ahí donde la sociedad es aún conservadora o
está desorganizada, predomina aplastantemente el peso de las
instituciones estatales y no hay margen para esas desviaciones
positivas.